
La costa de A Coruña es famosa por sus playas de arena fina y aguas cristalinas, atrayendo a miles de turistas cada verano. Sin embargo, la popularidad de algunas de ellas puede traducirse en una alta concentración de gente, especialmente durante los meses de julio y agosto. Encontrar alternativas menos abarrotadas es posible, disfrutando así de la belleza del litoral gallego con mayor tranquilidad y conexión con la naturaleza.
Esta guía se centra en explorar aquellas playas de A Coruña que, a pesar de su encanto, permanecen relativamente vírgenes en temporada alta, ofreciendo un respiro a aquellos que buscan escapar de las multitudes. Desde calas escondidas hasta extensas playas menos conocidas, te revelaremos los secretos mejor guardados de la costa coruñesa para que disfrutes de un verano inolvidable.
Playa de O Portiño
O Portiño, en la desembocadura de la ría de Culleredo, es una playa que destaca por su entorno natural. Su orografía, formada por dunas y vegetación autóctona, la convierte en un lugar ideal para los amantes del senderismo y la observación de aves. A pesar de contar con todos los servicios básicos, su ubicación un poco más alejada de los núcleos urbanos principales la mantiene relativamente tranquila.
Esta playa es especialmente atractiva para las familias que buscan un ambiente más relajado y seguro para sus hijos. Las aguas son tranquilas y poco profundas, lo que la convierte en un lugar perfecto para que los más pequeños puedan jugar y disfrutar del mar sin peligro. Además, suele haber menos presencia de vendedores ambulantes y actividades ruidosas.
La arena de O Portiño es fina y dorada, y el paisaje que la rodea es simplemente impresionante. Sus vistas a la ría y a las montañas circundantes invitan a la contemplación y a la desconexión. Es un lugar perfecto para pasar un día tranquilo, leer un libro o simplemente disfrutar del sol y el sonido de las olas.
Playa de San Roque
Ubicada en la zona de As Pontes de García Rodríguez, la playa de San Roque es un verdadero tesoro escondido. Su acceso requiere de una pequeña caminata, lo que ayuda a disuadir a los turistas más masificados, manteniendo su ambiente salvaje y auténtico. Su entorno es predominantemente rocoso, con pequeñas calas y rincones de gran belleza.
Esta playa es especialmente valorada por los amantes del surf y otros deportes acuáticos, ya que las olas suelen ser más fuertes y consistentes que en otras playas de la zona. Es un lugar ideal para practicar windsurf, kitesurf o simplemente disfrutar de la emoción de las olas. También es posible practicar snorkel y buceo en las zonas rocosas, donde se pueden descubrir una gran variedad de especies marinas.
La Playa de San Roque no cuenta con un gran número de servicios, por lo que es recomendable llevar todo lo necesario para pasar el día. Sin embargo, su belleza natural y su ambiente tranquilo compensan con creces la falta de comodidades. Es un lugar ideal para aquellos que buscan una experiencia más auténtica y conectada con la naturaleza.
Playa de Lourido
Lourido, cerca de Sada, es una playa de carácter urbano pero que, debido a su extensión, nunca se satura demasiado. Su arena es fina y blanca, y sus aguas, limpias y transparentes. Dispone de todos los servicios necesarios, como duchas, vestuarios, socorristas y chiringuitos, lo que la convierte en una opción cómoda y segura para pasar el día.
A pesar de ser una playa popular entre los locales, Lourido suele mantener un ambiente familiar y relajado. Es un lugar ideal para disfrutar de un día de playa con niños, ya que las aguas son tranquilas y poco profundas. Además, cuenta con una amplia zona de juegos infantiles y un parque acuático.
Lourido también es conocida por su gastronomía. En sus alrededores se encuentran varios restaurantes y chiringuitos donde se pueden degustar deliciosos platos de marisco fresco y otras especialidades gallegas. Es un lugar ideal para combinar un día de playa con una experiencia culinaria inolvidable.
Playa de Erío

La playa de Erío, en Ares, es una joya natural que destaca por su entorno virgen y su ambiente tranquilo. Para llegar a ella es necesario realizar una caminata de unos 20 minutos, lo que la convierte en un lugar poco frecuentado por los turistas masificados. Su belleza reside en su aislamiento y su conexión con la naturaleza.
Esta playa es un paraíso para los amantes del senderismo y la observación de la fauna marina. En sus alrededores se pueden encontrar numerosas rutas de senderismo que ofrecen vistas impresionantes de la costa. Además, es un lugar ideal para observar aves marinas y otros animales salvajes en su hábitat natural.
La Playa de Erío no cuenta con ningún tipo de infraestructura, por lo que es imprescindible llevar todo lo necesario para pasar el día, incluyendo comida, bebida y protección solar. Sin embargo, su belleza natural y su ambiente tranquilo la convierten en un lugar único al que merece la pena escapar.
Playa de Nembra
La playa de Nembra, en Fene, es una opción menos conocida pero igualmente atractiva. Su principal característica es su peculiar formación geológica, con grandes rocas que emergen del agua y crean pequeñas piscinas naturales. Este entorno la convierte en un lugar ideal para explorar y descubrir rincones escondidos.
Nembra es una playa perfecta para aquellos que buscan un ambiente relajado y diferente. Sus aguas son tranquilas y transparentes, y su arena, fina y dorada. Es un lugar ideal para practicar snorkel y buceo, ya que las rocas albergan una gran variedad de vida marina.
A pesar de ser una playa pequeña, Nembra ofrece todos los servicios básicos, como duchas, vestuarios y socorristas. Además, cuenta con un chiringuito donde se pueden degustar deliciosos platos de marisco fresco y otras especialidades gallegas.
Conclusión
En definitiva, A Coruña ofrece una amplia variedad de playas menos concurridas en temporada alta, cada una con su propio encanto particular. Estas alternativas permiten disfrutar de la belleza del litoral gallego con mayor tranquilidad y conexión con la naturaleza.
La clave para encontrar estas joyas ocultas reside en alejarse un poco de los núcleos urbanos principales y explorar las costas más remotas. Con un poco de investigación y aventura, es posible descubrir playas paradisíacas donde el tiempo parece detenerse y el único sonido que se escucha es el del mar.