
Pontevedra, situada en la ría homónima, es una ciudad gallega con un rico y complejo pasado. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1985, es un tesoro que atesora siglos de historia y que ha sido testigo de numerosos eventos cruciales para Galicia y España. Recorrer sus calles empedradas es adentrarse en un viaje en el tiempo, donde cada piedra, cada plaza y cada edificio narran una historia fascinante.
El intenso legado histórico de Pontevedra se refleja en su diversa arquitectura, que abarca desde el románico hasta el barroco, pasando por el gótico y el modernismo. La ubicación estratégica de la ciudad, como puerto fluvial y punto de conexión entre el interior de Galicia y el Atlántico, la convirtió en un enclave clave para el comercio, la defensa y el desarrollo político-social a lo largo de los siglos. Este artículo explorará algunos de los eventos históricos más relevantes que moldearon la identidad de Pontevedra y su casco antiguo.
El Origen Romano y la Época Medieval
Los orígenes de Pontevedra se remontan a la época romana, con la fundación del asentamiento de ‘Ponte Veteres’ (Puente Viejo). Su importancia residía en la construcción de un puente sobre el río Lérez, facilitando la comunicación y el comercio en la región. Restos arqueológicos, como pavimentos y fragmentos de cerámica, testimonian la presencia romana en la zona, aunque escasos, señalan un núcleo de población inicial.
Tras la caída del Imperio Romano, Pontevedra experimentó periodos de inestabilidad y dominio suevo. Con la llegada de los normandos en el siglo IX, la ciudad sufrió ataques y saqueos, lo que llevó a la construcción de una fortificación para protegerla. Este castillo, aunque posteriormente remodelado, marca el inicio de la configuración defensiva del casco antiguo.
El siglo XII y XIII trajeron consigo un periodo de crecimiento y consolidación. El auge del comercio a través del puerto fluvial generó riqueza y permitió la expansión de la ciudad más allá de las murallas originales. Se convirtió en un importante centro administrativo y judicial, recibiendo fueros y privilegios que favorecieron su desarrollo.
El Siglo de Oro y la Importancia de la Nobleza
El siglo XV y XVI, considerados el Siglo de Oro de Pontevedra, marcaron un punto de inflexión en su historia. La ciudad se convirtió en un importante centro de comercio con América, gracias a su puerto y a la posición privilegiada de la ría. Los comerciantes pontevedreses se enriquecieron con el intercambio de productos, dando lugar a la construcción de numerosos palacios y casas señoriales en el casco antiguo.
La nobleza local, como los Condes de Soutomaior y los Condes de Aranda, jugó un papel fundamental en el desarrollo de la ciudad. Establecieron sus residencias en Pontevedra, impulsando la construcción de edificios emblemáticos y el mecenazgo de las artes. Sus linajes y vínculos con la corte española contribuyeron a la proyección de Pontevedra a nivel nacional.
Esta época también vio la creación de instituciones educativas y religiosas importantes, como el Colegio de los Jesuitas y diversas iglesias y conventos. El florecimiento cultural y económico transformó la fisionomía del casco antiguo, dotándolo de un rico patrimonio arquitectónico.
Los Asedios y Conflictos del Siglo XVII y XVIII
El siglo XVII fue un periodo turbulento para Pontevedra, marcado por conflictos bélicos y crisis económicas. La ciudad sufrió varios asedios durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763), principalmente por parte de los ingleses, que intentaron controlar el comercio con América. Estos asedios provocaron daños significativos en el casco antiguo y afectaron a la economía local.
La Guerra de Sucesión Española (1701-1714) también tuvo un impacto importante en Pontevedra. La ciudad se vio dividida entre los partidarios de Carlos de Habsburgo y Felipe de Borbón, lo que generó tensiones y enfrentamientos internos. La victoria de Felipe V supuso la abolición de los fueros y privilegios de Pontevedra, como parte de un proceso de centralización administrativa.
La reconstrucción y reorganización de la ciudad tras los conflictos bélicos impulsaron la creación de nuevos espacios públicos, como la Plaza de la Leña, y la remodelación de edificios existentes. Se reforzaron las defensas del casco antiguo y se promovió la rehabilitación del patrimonio arquitectónico.
La Emancipación y el Siglo XIX

El siglo XIX fue un periodo de profundos cambios políticos y sociales en Pontevedra. La Guerra de la Independencia Española (1808-1814) trajo consigo la ocupación francesa y la lucha por la liberación. Pontevedra se convirtió en un centro de resistencia contra el invasor, con la participación de guerrilleros y milicianos locales.
A lo largo del siglo XIX, Pontevedra experimentó un proceso de emancipación y modernización. Se impulsó la construcción de infraestructuras, como carreteras y ferrocarriles, que mejoraron la comunicación con otras ciudades gallegas y españolas. El crecimiento urbano se extendió más allá de las murallas del casco antiguo, dando lugar a la creación de nuevos barrios.
La desamortización eclesiástica y la desamortización de los bienes comunales tuvieron un impacto significativo en la propiedad de la tierra y en la economía local. Se produjeron cambios en la estructura social y surgieron nuevas clases sociales, como la burguesía comercial e industrial.
El Siglo XX y la Conservación del Patrimonio
El siglo XX trajo consigo nuevos desafíos y oportunidades para Pontevedra. La Guerra Civil Española (1936-1939) causó estragos en la ciudad y en su patrimonio. El casco antiguo sufrió daños por los bombardeos y la represión política. Tras la guerra, se inició un periodo de reconstrucción y recuperación.
En las décadas de 1960 y 1970, Pontevedra experimentó un fuerte crecimiento económico y demográfico. El turismo comenzó a ganar importancia, lo que impulsó la rehabilitación y restauración de edificios históricos. Se tomaron medidas para proteger y conservar el patrimonio cultural del casco antiguo.
La declaración del casco antiguo como Conjunto Histórico-Artístico en 1985 supuso un hito en su conservación. Se establecieron normas y regulaciones para proteger su arquitectura, paisaje urbano y valores históricos. En la actualidad, Pontevedra ha orientado su desarrollo hacia un modelo más sostenible y centrado en la peatonalización y la movilidad no motorizada.
Conclusión
El casco antiguo de Pontevedra es un testimonio vivo de la rica y compleja historia de Galicia. A lo largo de los siglos, ha sido escenario de importantes eventos políticos, económicos y sociales que han moldeado su identidad y su patrimonio. Desde sus orígenes romanos hasta la actualidad, la ciudad ha sabido adaptarse a los cambios y superar los desafíos, conservando su encanto y su legado histórico.
La conservación y revitalización del casco antiguo de Pontevedra son fundamentales para preservar su valor cultural y turístico. El compromiso de las autoridades locales y de la sociedad civil en la protección de este patrimonio es esencial para garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de la belleza y la historia de esta ciudad única. Pontevedra es un ejemplo de cómo la historia y la modernidad pueden coexistir en armonía.