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Cómo se construyó la Torre de Hércules en A Coruña

25/06/2025
Roma revive en Coruña moderna

La Torre de Hércules, majestuoso faro situado en A Coruña, Galicia, es uno de los monumentos más emblemáticos de España y de la Península Ibérica. Su longevidad y su continua funcionalidad lo convierten en un testimonio único de la ingeniería romana y su posterior evolución a lo largo de los siglos. Mucho más que un simple faro, la Torre de Hércules es un símbolo de la ciudad, un hito cultural y un recordatorio de la rica historia de la región.

La historia de la Torre de Hércules se remonta a tiempos ancestrales, envolviéndose en un halo de leyenda y mito. Se cree que fue construida por los romanos en el siglo I d.C., aunque su origen podría ser incluso anterior, vinculado a tradiciones celtas y fenicias dedicadas al dios Hércules, de quien toma su nombre. Su persistencia a través del tiempo, resistiendo tormentas y guerras, la convierte en una maravilla de la arquitectura antigua.

Orígenes Romanos y la Construcción Inicial

La constitución original de la Torre de Hércules se basa en la solidez y la practicidad de la ingeniería romana. Se construyó sobre un promontorio rocoso, probablemente sobre una estructura preexistente, para servir como guía a los navegantes que se aproximaban a la costa gallega. La elección de este emplazamiento estratégico respondía a la necesidad de señalizar la entrada a la bahía y advertir de los peligros de las rocas sumergidas.

La técnica constructiva empleada por los romanos era de gran despejo. Se utilizaron grandes bloques de granito, tallados y ensamblados con precisión, sin la utilización de mortero. Esta técnica, conocida como opus quadratum, garantizaba la estabilidad y la durabilidad de la estructura. La torre se elevaba en forma octogonal, característica que la distingue de otros faros de la época.

La función primordial de la Torre de Hércules era facilitar la navegación segura, especialmente para los barcos comerciales que llegaban y salían del puerto de Caleum (actualmente A Coruña). El fuego que ardía en la cima, alimentado con madera y resina, era visible a gran distancia, sirviendo como punto de referencia crucial para los marineros en medio de la niebla y la oscuridad.

Las Reformas Medievales y Modernas

Tras la caída del Imperio Romano, la Torre de Hércules sufrió un período de decaimiento. Sin embargo, su importancia como señal marítima hizo que se mantuviera en funcionamiento, aunque con continuas reparaciones y adaptaciones. Durante la Edad Media, se realizaron intervenciones para reforzar la estructura y protegerla de los embates del tiempo y los ataques piratas.

El siglo XVIII fue testigo de una importante transformación de la torre. Bajo el reinado de Carlos III, se llevó a cabo una profunda remodelación dirigida por el ingeniero militar Eustaquio Giannini. Esta intervención no solo reforzó la estructura, sino que también le dotó de un aspecto más neoclásico, con la adición de un cuerpo superior de planta circular.

Esta renovación no solo buscaba fortalecer el faro, sino también adecuarlo a las necesidades de la navegación de la época. Se mejoró el sistema de iluminación, utilizando lentes de Fresnel que permitían proyectar un haz de luz más potente y de mayor alcance. Estas mejoras modernizaron la torre, prolongando su vida útil y garantizando su funcionalidad.

El Impacto de los Materiales y las Técnicas

Roma antigua brilla en la costa

La selección de los materiales utilizados en la construcción de la Torre de Hércules fue clave para su durabilidad. El granito, abundante en la zona, es una roca resistente a la corrosión y al desgaste, lo que la hace ideal para construir una estructura expuesta a las inclemencias del tiempo, como la salinidad del mar y los fuertes vientos.

Las técnicas constructivas empleadas, como el opus quadratum, demuestran el dominio de la ingeniería romana. La precisión en el corte y ensamblaje de los bloques de granito, junto con la ausencia de mortero, permitieron crear una estructura estable y resistente a las vibraciones y los movimientos del terreno. La ausencia de mortero también permitió la dilatación y contracción del material, reduciendo el riesgo de grietas.

La ingeniería detrás de la Torre de Hércules es un testimonio de la capacidad de los romanos para adaptar las técnicas constructivas a las condiciones del entorno. La forma octogonal de la torre, su ubicación estratégica en un promontorio rocoso y la utilización de materiales de alta calidad son elementos que contribuyen a su estabilidad y longevidad y que siguen inspirando a los ingenieros de hoy en día.

El Simbolismo y la Mitología

La conexión de la Torre de Hércules con el mito del héroe griego Hércules es fundamental para comprender su simbolismo. Según la leyenda, Hércules derrotó al gigante Gerión en esta zona, construyendo el faro sobre su tumba como un monumento a su victoria. Esta leyenda se incorporó a la iconografía de la torre, que a menudo se representa con esculturas y relieves que aluden al héroe y sus hazañas.

El legado de Hércules confiere a la Torre de Hércules un significado especial para los habitantes de A Coruña y para toda Galicia. La torre no es solo un faro, sino también un símbolo de fuerza, valentía y resistencia. Su presencia imponente en el paisaje evoca la grandeza del pasado y la riqueza cultural de la región.

El entorno de la torre también está impregnado de simbolismo. La ubicación en un promontorio rocoso, rodeado por el mar, refuerza la idea de la torre como un guardián, protegiendo a los navegantes y guiándolos a salvo hacia el puerto. Este simbolismo se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos, convirtiendo a la torre en un elemento central de la identidad gallega.

Conclusión

La Torre de Hércules es un ejemplo excepcional de la permanencia de la arquitectura y la ingeniería a través del tiempo. Su capacidad para adaptarse a las diferentes épocas y mantener su funcionalidad original es un testimonio de la sabiduría y la habilidad de los constructores que la hicieron posible. De piedra en piedra, siglo tras siglo, esta maravilla ha resistido los embates del mar y del tiempo.

Hoy en día, la Torre de Hércules sigue siendo un faro en funcionamiento, cumpliendo con su misión original de guiar a los barcos. Además, es un importante atractivo turístico y un símbolo de la ciudad de A Coruña, atrayendo a visitantes de todo el mundo que vienen a admirar su belleza y a conocer su fascinante historia. Su valor no reside solo en su antigüedad, sino en su continua relevancia para las generaciones presentes y futuras.